No es fácil encontrar a un dentista que trabaje con precios asequibles y que además sea bueno y de confianza, ¿verdad?
Hasta ahora hemos hablado de cuándo, cómo y con qué frecuencia acudir al dentista. El protocolo que se debe seguir en la primera visita, el diagnóstico y la elaboración del presupuesto. Como ya he defendido en otras ocasiones, tú tienes derecho a elegir, y esto supone enfrentarse a una serie de decisiones que no son sencillas:
- ¿Quién es el profesional que mejor se adapta a mis necesidades?
- ¿Cuál es el mejor tratamiento para mi caso?
- ¿Qué presupuesto es el más económico para este tratamiento?
Sería muy sencillo invertir el orden de estas preguntas y resolver el problema con un número y en un segundo… ¿Cuántas veces hemos caído en este error?, yo el primero, y ¿cuántas de ellas nos hemos arrepentido?… Pero aquí no estamos contratando una reforma en casa, no exponemos objetos, paredes, techos o suelos, aquí estamos hablando de salud. ¡De tu salud!
>> Aquí te cuento más sobre mi opinión personal al respecto.
El precio del tratamiento, es un factor igual de importante que el resto, pero no puede ser el primer dato a considerar para decidir. Este error suele derivar con frecuencia en hacer elecciones que comprometen nuestra salud y, a largo plazo, nuestro bolsillo.
Nuestra recomendación, si aún no cuentas con un dentista de confianza, es que no tomes una decisión sin tener al menos 3 presupuestos del mismo Plan de Tratamiento. Es decir, con las mismas actuaciones, materiales y procedimientos: ten en cuenta que no podemos comparar precios si no se valora lo mismo.
Pasos a seguir para valorar un presupuesto dental
La secuencia lógica a seguir para obtener un presupuesto es la siguiente:
- Facultativos y centros de confianza.
- Historia clínica, entrevista, exploración, pruebas diagnósticas y registros.
- Estudio, planificación y propuestas de tratamiento.
- Información, asesoramiento, Plan de Tratamiento y programación.
- Presupuesto y precio.
- Financiación y forma de abono.
Todo debe tenerse en cuenta, pero este es el orden natural de gestionarlo, cada paso condiciona el siguiente.
No es razonable solicitar una propuesta de tratamiento si desconfías del profesional. Tampoco por su parte, facilitártela sin un diagnóstico. Ni aconsejarte a decidir entre las opciones sin conocerte y, sobre todo, animarte a decidir el Plan de Tratamiento por el precio.
En esta ocasión voy a ofrecerte una serie de recomendaciones para ayudarte a elegir a tu odontólogo, y en los siguientes posts veremos algunos criterios para decidir el Plan de Tratamiento y su presupuesto. Espero con ello, que esta tarea te exija menos tiempo y te facilite afrontar el proceso con tranquilidad y sin miedos.
Elegir al odontólogo
Afortunadamente hoy contamos con una gran oferta entre las que elegir, lo que, sin dejar de ser una suerte, también ocasiona dudas sobre dónde acudir para pedir un presupuesto.
Para no perderte entre tantas posibilidades, el mejor consejo que puedo ofrecerte es que confíes en su profesionalidad, sin poner en cuestión la experiencia o el conocimiento que pueda tener de las técnicas o servicios que va a proporcionarte.
¿Cómo hacerlo? Te lo cuento a continuación.
10 tips para saber cuándo nuestra boca estará en buenas manos
1. En la primera visita debe dedicarte su tiempo y atención un odontólogo, y no un comercial.
El objetivo de este primer contacto debe ser conocer tu estado de salud, tus motivaciones para acudir a clínica y tus expectativas. Quien diagnostica, prescribe y elabora las propuestas de tratamiento ha de ser licenciado en Odontología, estomatólogo o médico maxilofacial.
¿Qué sentido tiene que el tiempo te lo dedique un comercial? La exploración es una parte importante de esta primera visita, pero tus dudas, tus inquietudes y lo que esperas del tratamiento también lo son.
No somos iguales, ante un mismo problema no esperamos las mismas soluciones, ni nos importan las mismas cosas. No puede ofrecerte tratamientos adaptados a ti si no te escucha y tú no podrás decidir si no te informa.
No vendemos salud, ponemos medios para protegerla y buscamos soluciones para restituirla. Necesitamos tiempo de estudio y planificación para encontrar las mejores opciones, tus impresiones para orientar las propuestas, tus expectativas para establecer un orden de prioridades…
En esto debe invertirse el tiempo en este primer contacto, y es el facultativo quien necesita esta información de primera mano, es decir, de ti, así que no se comprende cuál es el papel de un comercial en este proceso.
>> Lee más detalles sobre en qué consiste la primera visita
2. Debe realizarte pruebas diagnósticas y registros.
En nuestra opinión se precisa como mínimo una ortopantomografía y un TAC dental para que el diagnóstico sea seguro, al menos todo lo seguro que la tecnología puede hacerlo a día de hoy.
Muchas clínicas no han acometido aún esta inversión, principalmente porque supone un coste muy importante. No realizarán ninguna prueba o como mucho una ortopantomografía. En algunas ocasiones esta radiografía es suficiente para diagnosticar, pero no en todos los casos, ¿y si tú eres ese caso?
Desde nuestro punto de vista no es justificable correr riesgos o no hacer una planificación rigurosa de tu tratamiento cuando la tecnología ya lo permite.
“No es necesario”, porque no lo sea mayoritariamente, no significa que no pueda serlo para ti, y defenderlo como “evitarte un gasto” solo significa que no disponen de la aparatología necesaria.
El TAC es una prueba con un alto valor diagnóstico, necesaria para elaborar propuestas de tratamiento fiables, y el coste de la prueba debe asumirlo la clínica. Sencillamente porque la precisan para poder elaborar el presupuesto.
De lo contrario, todo quedará sujeto a la improvisación, y el importe podrá verse alterado por motivos distintos a los que se deriven del propio tratamiento o de tus decisiones.
Por ejemplo, es muy distinto que el presupuesto se altere porque a lo largo del tratamiento se pierda una pieza que se trataba de conservar o porque tu decidas modificar alguna fase; a que ocurra porque no se han detectado actuaciones que podrían haberse previsto con un TAC.
3. El equipo humano que te atienda debe mantenerse.
Una clínica que no fideliza un equipo de trabajo, con rotaciones continuas de personal, difícilmente puede fidelizar un paciente.
Todos sabemos lo importante que es nuestro grupo de trabajo, el tiempo que se tarda en formar a un compañero, ya desempeñe una función similar o auxiliar. Supone un gran esfuerzo para nosotros mismos adaptarnos y encontrar un protocolo o una forma de trabajar con la que sentirnos cómodos. Además, hay poca diponibilidad al cambio cuando el equipo, las condiciones y el ambiente de trabajo nos convence.
Cuando estos cambios son frecuentes el trabajo se resiente, la atención se dispersa, los errores y el cansancio del personal aumentan, y todo ello revertirá de forma muy negativa en tu tratamiento. Es siempre un primer indicador de un problema mucho más profundo que afecta al funcionamiento general de la clínica. Afecta a las relaciones laborales del personal, a su satisfacción, a la formación, el compromiso con el trabajo, y a su trato con el paciente.
4. No a las ofertas de un mismo tratamiento estandarizado.
Cuidado con las clínicas en las que detectas que te ofrecen el mismo tratamiento que al paciente anterior o al que tienes al lado, sobre todo si hablamos de “extracción e implante”.
Asegúrate de que eso es realmente lo que necesitas, estamos hablando de una situación irreversible, aunque se le pueda dar una solución nunca será tan válida como tus propios dientes.
5. La prioridad debe ser siempre la conservación de tus dientes y tejidos.
Debe apostar por la odontología preventiva y conservadora.
¿Y qué quiere decir esto? Para nosotros la defensa de uno de los cuatro principios obligatorios de la ética médica “No hacer daño” (primun non nocere). Conservar las piezas y la integridad de los tejidos sanos hasta donde sea posible. Es decir, no realizar endodoncias hasta agotar todas las posibilidades, ni extraer piezas dañadas si existe una alternativa fiable para mantenerlas.
La odontología preventiva, de la que ya te he hablado en otras ocasiones, se encarga de la promoción de la salud bucodental mediante la prevención, para evitar la aparición de patologías dentales. Sus principales herramientas son la higiene y las revisiones periódicas.
Sin embargo, cuando la patología aparece, la odontología conservadora interviene sobre las zonas dañadas para conservar las piezas, mediante restauraciones, obturaciones, sellados, y en última instancia, endodoncias.
La endodoncia elimina la irrigación y la inervación del diente debilitándolo, y por muy buena solución que sea un implante la mejor raíz es la de nuestros dientes, el implante nunca debe sustituir una pieza sino una ausencia por una pieza perdida.
6. Profesionales en formación continua.
Busca facultativos con una formación actualizada, que les motive su profesión, que mejoren las técnicas y que transmitan vocación y profesionalidad.
Lo percibirás en su disposición a conocer tus inquietudes cuando llegas a la clínica, en las explicaciones de tus patologías y la búsqueda de soluciones. También en los tratamientos que te oferte y en el seguimiento y su preocupación por ti y por la correcta evolución de tu tratamiento.
7. Los tratamientos deben ser mínimamente invasivos.
Apuesta por odontólogos que se preocupen de mejorar sus instrumentos y herramientas para ofrecerte la forma menos invasiva de tratarte: con las menores molestias, riesgos, complicaciones y tiempos de intervención y recuperación.
Aquí no hay justificación ninguna, si existe una herramienta, que hace posible evitarte dolor y días de recuperación no hay excusa para no utilizarla.
8. Salto a la odontología digital.
Este posiblemente será el mejor referente que tengas para saber si el profesional invierte en formación y medios para ofrecerte todos los avances tecnológicos hacia los que se mueve el sector.
Te recuerdo las ventajas de este tipo de odontología:
- Diagnóstico preciso (TAC) y presupuestos reales.
- Registros exactos sin errores humanos, de procedimientos o materiales (escaneo intraoral).
- Visualizar el resultado final del tratamiento antes de acometerlo (diseño de sonrisa).
- Planificar las intervenciones con los riesgos mínimos y las garantías máximas de éxito (TAC, cirugía guiada).
- Procedimientos mininamente invasivos (diseño de guías quirúrgicas)
- Precisión durante las intervenciones (cirugía guiada).
- Prótesis con mejores ajustes, pasividad, durabilidad (tecnología CAD-CAM) y materiales más biocompatibles (zirconio, disilicato, PMMA, PEEK…).
- Mejor conservación de los tejidos.
9. Que no te obliguen al pago completo de tratamientos.
El pago adelantado del total del tratamiento no puede ser una imposición, eres tú el que decide cómo organizar el abono del tu Plan de Tratamiento, según se vayan realizando actuaciones o en un solo pago inicial.
10. Facilidades de pago.
Si optas por financiar el tratamiento infórmate si te pueden ofrecer facilidades de financiación y asegúrate que el préstamo que firmas sea un préstamo vinculado al tratamiento.